MEXICALI, (únicoBC).- A la edad de 33 años y como resultado de problemas de salud, Ana Corella se vio forzada a tomar medidas para recuperar su vitalidad, la cual se había deteriorado en ese entonces tras 17 años de fumar.
La solución llegó con la práctica del yoga y desde entonces a la fecha es su estilo de vida saludable.
“Me dio migraña y mi mamá siempre ha practicado (yoga), me dijo que fuera a clases y me inscribí en internet en un curso en San Diego. Empecé a ir porque me empezó a doler la cabeza como tres meses antes, fui de casualidad”, fueron las palabras de Corella Villaseñor al recordar aquel momento.
El curso que inició fue casi mágico, ya que dejó de fumar, ya no le dolió la cabeza y el yoga que antes lo veía como una práctica muy lejana, se había convertido en su nueva forma de vida.
“Ahorita no concibo que haya fumado tantos años, hoy no soporto el olor. Desde la primera clase (yoga) me empecé como ahogar y como tomas mucho más conciencia de la respiración nunca se me antojó, nunca he vuelto a fumar”, aseguró.
Además del cigarro también dejó de comer carne, pero afirma la entrevistada que fue un proceso que se dio poco a poco.
“Fue la verdad inconsciente, no es como que voy a dejar de fumar o después voy a dejar de comer carne o así, solito con el tiempo fui quitando esos hábitos”.
Ana Corella reconoce que a pesar de ver a su progenitora practicar yoga cada vez que la visitaba en la Ciudad de México donde reside, no se interesaba mucho.
“Yo no sabía que había diferentes tipos de yoga, iba y como que no era para mí o iba y me estiraba, pensé que era más como estiramientos, hasta que empezó la migraña”.
Su primer año como alumna de yoga lo vivió en Pacific Beach, donde además la contrataron para dar clases los fines de semana. Al paso del tiempo logró su primera certificación en Estados Unidos en Ashtanga Yoga con Tim Miller en Encinitas, California, donde sigue asistiendo cada fin de semana para elevar de nivel.
En el 2010 abrió su propia escuela en Mexicali donde poco a poco acrecentó la asistencia de practicantes.
“Esto es para todo mundo, desde gente chavita, de la prepa, hasta de la Vincent, de secundaria para arriba, hasta gente mayor. La clase está pesada, pero se puede adaptar para todos los cuerpos, todas las edades, no importa que seas flaco, alto, gordo o chaparro”.
Corella Villaseñor revela que personas que han tenido enfermedades graves han practicado yoga durante su proceso. A ellas inclusive les ha dado clases de manera particular.
(Articulo publicado originalmente en la décima edición de únicoBC, Nuestras Historias de Éxito)