MEXICALI, 22 mayo de 2020 (Especial/únicoBC).- El fin de la Jornada Nacional de Sana distancia, puesta en marcha el 23 de marzo por las autoridades mexicanas para frenar la propagación del COVID-19, se aproxima. El desconfinamiento paulatino con el que concluirá la cuarentena traerá consigo una nueva realidad para la población en general.
De manera acelerada e irreversible, el mundo tal cual lo conocíamos cambió, haciendo que lo que considerábamos como cotidiano no pueda volver a serlo. Una de las posibles consecuencias de este nuevo escenario son las afectaciones a la salud mental de las personas.
Aunque para algunos será más sencillo retomar sus actividades poco a poco, como se prevé, para otros, el ingreso a lo que se ha denominado como la nueva normalidad, representará un desafío emocional.
Sentimientos de ansiedad, estrés, aprehensión, miedo y pánico pueden aparecer, siendo relativamente normales frente al abandono del resguardo domiciliario que permitía a las personas garantizar el cumplimiento de las medidas sanitarias adecuadas para evitar contagiarse del nuevo virus.
Todo esto podría derivarse de la adaptación a una dinámica que durante más de 60 días ha restringido la movilidad, principalmente si el cambio se produce de manera abrupta y no paulatina, indicó el Dr. Josman Espinosa Gómez, Docente Investigador de la Escuela de Psicología de CETYS Universidad Campus Mexicali.
Para evitar el exceso de estrés, autoexigencia, saturación de actividades y desorganización que podrían presentarse durante el ingreso a la nueva normalidad, lo mejor es, en primer término, conservar la calma y pensar en el regreso a las actividades habituales como una continuidad de los proyectos y ocupaciones, y no como una recuperación del tiempo perdido, ya que el lapso en casa consistió en un acto de autocuidado, y no un descanso o un castigo, estableció.
¿Existe el llamado síndrome de la cabaña?
Por otra parte, al ser cuestionado sobre el denominado síndrome de la cabaña, el docente detalló que si bien, éste no se cataloga como un trastorno psicológico, se trata de una consecuencia natural del encierro que consiste en el miedo a salir a la calle.
“Nos dará miedo contactar con otras personas fuera de las paredes a las que hemos estado confinados , habrá temor a realizar actividades que antes eran cotidianas, como trabajar fuera de casa, tomar medios de transporte público o relacionarnos con otras personas incluso conocidas”.
Aunque no es posible evitar en su totalidad el temor de reanudar la convivencia con el mundo exterior, el especialista explicó que es posible llevar a cabo una serie de acciones para sobrellevarlo:
Empezar a salir de manera gradual
Respetar los protocolos sanitarios (como el lavado de manos y el uso de cubrebocas) para sentir menos vulnerabilidad y mayor seguridad
Practicar técnicas de relajación y respiración
Establecer metas reales y objetivos que no sobrepasen nuestras capacidades, una vez que se esté dentro de la nueva normalidad
Pero ante todo se debe considerar que si el miedo o angustia por salir de nuevo se convierten en un malestar persistente y que impide las funciones básicas y el desempeño social de manera normal, se debe solicitar ayuda profesional.