MEXICALI.- Para cualquier empresa que mantenga el objetivo de subsistir envuelta en un mundo cada vez más cambiante y competitivo, la cultura organizacional es uno de los aspectos más relevantes. 

Consistente en las reglas, actividades y patrones de comportamiento de los colaboradores de las empresas, la cultura organizacional es fundamental en el éxito de cualquier empresa, porque consolidarla requiere esfuerzos de adaptación y evolución constantes, a medida que transcurre el tiempo, indicó el Dr. Humberto Castellanos León, docente del programa de Maestría en Innovación y Excelencia Operacional de Cetys.

“La cultura organizacional condiciona el comportamiento de los colaboradores a las reglas, valores y creencias que, en gran parte, fueron instauradas por los fundadores de la organización. Por eso es importante entender que las empresas no son solamente un conjunto de procesos y productos, sino que son también un grupo de personas que trabajan en conjunto para alcanzar un objetivo común”.

El cambio está implícito en el desarrollo de la cultura organizacional, y esto se hace evidente ahora más que nunca, por varias razones. Una de las principales es que la tercera generación familiar, la de los nietos de los fundadores, está asumiendo posiciones de liderazgo y enfrentando circunstancias muy distintas a las que vivieron sus antepasados. La tecnología ha transformado la forma en que las empresas operan, y ahora las personas tienen una perspectiva diferente sobre el trabajo y la motivación.

“La distancia conceptual de lo que un fundador de una empresa vivía, antes de la apertura de los mercados, con un paradigma empresarial donde el gobierno controlaba todo y en un entorno con estructuras monopólicas, que en su momento se adaptó a esas circunstancias, a hoy, que las nuevas generaciones ya no tienen planes de retiro, están reaprendiendo la vida cada cierto tiempo, que hacen de la experiencia laboral una migración constante y consistente, y lo más importante: Que dejan las empresas si no son capaces de crearles un ambiente de trabajo donde lo que más le importa es la satisfacción laboral, antes que la remuneración económica”.

Esto hace fundamental que las empresas se adapten a los cambios culturales y sociales que están ocurriendo en la actualidad. Ahora deben ser capaces de comprender y valorar la diversidad y las diferencias culturales entre su personal, lo que implica aceptar diferentes perspectivas y formas de pensar; además de adaptar su cultura organizacional para satisfacer las necesidades y expectativas de las nuevas generaciones de empleados.

En su camino a lograrlo, deben fomentar una cultura de cambio y mejora continua, en la que se valore la innovación y se promueva la creatividad y el pensamiento crítico, en un entorno en el que los colaboradores puedan expresar sus ideas libremente y trabajar juntos para alcanzar objetivos comunes. 

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