Por Armando Sánchez Díaz
Si eres una persona que come en abundancia y ahora un cálculo calórico dicta lo que puedes comer, es como si te forzaran de un día a otro a escribir con tu mano no dominante.
Para calcular la cantidad de calorías diarias que necesita una persona se requieren algunos datos como el peso, complexión, sexo, estatura, actividad física, etc. Tú mismo lo puedes calcular con un programa, aplicación desde tu móvil o lo puede hacer por ti, un nutricionista o dietista. Y así obtienes las calorías que “te corresponden”.
Hay un pequeño, pero importante detalle: Ese programa o aplicación -por más sofisticado que sea- no conoce tus costumbres o hábitos. Puede haber una persona exactamente como tú, con tu complexión e incluso estilo de vida similar al tuyo que por educación y costumbres coma menos que tú. Ese cálculo casi automatizado les dirá a ambos que deben comer la misma cantidad de calorías. Él puede sentirse bien, mientras tú estarás pasando por hambre.
Lo comento por experiencia. La mayoría de las veces los cálculos calóricos dan un resultado más bajo de lo que las personas comen, incluso para personas con buenos hábitos.
La persona que por costumbre come más de lo normal e intenta perder peso comiendo menos, experimenta estrés solo con leer la dieta que debe llevar. Mismo estrés que se intensificará en los primeros días de intentar llevarla dieta. Ese estrés se traduce en nerviosismo y el nerviosismo en gasto calórico y el gasto calórico en más hambre de lo acostumbrado.
La persona entra en un juego de resistencia no sano. ¿Quién quiere andar así por la vida?, ya que no somos máquinas y no tenemos un gasto de energía fijo de fábrica… ¿Cuál es la solución humana entonces?
SOLUCIÓN HUMANA
Sírvete los alimentos que dice la dieta, respetando las cantidades calculadas.
Ya que terminaste de comer, identifica tu nivel de saciedad con mucha honestidad (bajo o alto).
Si quedaste satisfecho (alto)…LISTO…paras de comer.
Si no quedaste satisfecho (bajo), procede a servirte solo un poco más de todos los alimentos que componen el platillo. Es importante servirte un poco más de cada uno. No te sirvas solo más carne o solo más verduras.
Come despacio, termina de nuevo y vuelve a medir con honestidad tu nivel de saciedad.