MEXICALI, 19 marzo de 2020 (Especial/únicoBC).- La declaratoria de pandemia que la Organización Mundial de la Salud (OMS) otorgó al COVID-19 el pasado 11 de marzo ha desencadenado diversas reacciones entre la población, debido al miedo e incertidumbre que se experimenta ante un padecimiento desconocido, y cuya cura aún no es descubierta.

Son conductas irracionales que van desde las compras de pánico de insumos higiénicos, hasta el desarrollo de alteraciones emocionales como el acentuamiento de la ansiedad, la reaparición de conductas características del trastorno obsesivo compulsivo (TOC) hasta  el recientemente popularizado FOMO (síndrome de miedo a perderse de algo, (por sus siglas en inglés, Fear of Missing Out).

Un claro y reciente ejemplo de esto son los anaqueles de papel higiénico vacíos, que se explican con el temor y la necesidad de actuar de inmediato, en un contexto de incertidumbre, así como la imperante necesidad de controlar la situación frente a lo desconocido, explicó el Dr. Josman Espinosa, Docente Investigador de Tiempo Completo en la Escuela de Psicología de CETYS Universidad Campus Mexicali.

“Se trata simplemente de una necesidad de actuar, aunque no sepamos bien el por qué y el para qué hay que hacer, y que suele relacionarse con responder a una cultura del confort resuelta por la necesidad de consumo; por ejemplo, si vemos al vecino comprando papel higiénico sentimos que debe haber una razón para hacerlo, de la cual, aunque no sepamos el por qué, no queremos quedarnos fuera, ya que lo único que nos hace sentido en esos momentos es que hay que prepararnos para seguir perteneciendo al mundo y no quedarnos fuera de él,  o por lo menos creernos la idea de que tenemos el control de nuestras vidas; esto es el FOMO”. 

Esta reacción al no control y a la incertidumbre provocada por la falta de un panorama claro y conciso, está relacionada con el estilo de vida y la comodidad que los consumidores han adoptado gracias a las herramientas tecnológicas modernas.

“Veamos que esto no pasa en zonas rurales, pero en las ciudades sí, porque se trata de sociedades que no están acostumbradas a la escasez; al contrario, nuestra costumbre es a elegir lo que queremos y cuándo lo queremos, basta con hacer una orden en línea y la recibimos al día siguiente en casa”.

Así que, ante un inminente período de cuarentena o aislamiento, la verdadera necesidad, añadió, es la de mantener el control sobre la incertidumbre de la salud propia y la de los nuestros, deseando saber cuándo y cómo va a terminar esta circunstancia, así como mantener la comodidad para nuestra familia. 

Sin embargo, el FOMO es solo una de las manifestaciones emocionales que pueden devenir ante la incertidumbre generada por el COVID-2019.

Por ejemplo, para quienes padecen el TOC, ansiedad o pánico, este entorno se convierte en un detonante de crisis, porque bajo un clima de confusión aparecen el enojo, la frustración, e incluso el aburrimiento, que impactan en el estado anímico y convierten en especialmente vulnerables a quienes viven enfrentando un desorden emocional.

De igual manera, para quienes no tienen antecedente con estos u otros padecimientos, este período de descubrimientos y de aislamiento preventivo puede desencadenar importantes consecuencias psicológicas.  

“Si consideramos, por ejemplo, que la ansiedad es preocuparse irracionalmente por algo que no ha ocurrido, y vemos que el COVID-19 nos enfrenta día a día a información nueva, que en cualquier momento puede cambiar, manteniéndonos a la espera de que suceda algo, estamos hablando de una escala mayor de exposición, se trata de personas que están sufriendo muchísimo”.

¿Qué podemos hacer?

Para ayudar a quienes viven con un trastorno psicológico y disminuir el riesgo de desarrollarlo en quienes no lo padecen, el Dr. Josman Espinosa emitió las siguientes recomendaciones:

  • Aléjate de los detonadores: Las redes sociales, la televisión y la convivencia con personas que esparcen rumores nos exponen a una sobre estimulación y a información que no siempre es verdadera o está verificada, y que puede alterar nuestro estado de ánimo. Es mejor identificar y elegir fuentes confiables de información que nos ayuden a filtrar las noticias falsas. 

  • Utiliza los recursos de ayuda: Existen instituciones y organizaciones dedicadas a la salud mental con líneas telefónicas y correos electrónicos abiertos para recibir dudas y brindar orientación y soporte ante crisis de pánico y ataques de ansiedad. ¡Úsalos!

  • Depura tus redes: Aunque no puedes controlar el contenido que aparece en tus redes sociales, sí puedes elegir a quién sigues y a quién no. Revisa entre tus contactos y páginas e identifica quiénes te ayudan con su información, y quiénes te están afectando con falsas noticias y rumores; de éstos últimos date un descanso.

  • Atiende las recomendaciones oficiales: Lo mejor que puedes hacer es adoptar y hacer caso de las medidas y recomendaciones emitidas por las instituciones de salud, así como por las autoridades locales y centros de trabajo. Lavarse las manos, mantener distancia social y permanecer en casa son ejemplos de estas recomendaciones.

  • Mantén tus relaciones sociales: Que el período de cuarentena o aislamiento social no te impida mantenerte en comunicación con familiares y amigos. ¡Usa las apps! Whatsapp, Skype, Hangouts o cualquier plataforma de tu elección, serán tus aliadas para mantener contacto con los demás. Esto te ayudará a equilibrar la rutina en casa, y a cuidar tus relaciones.

  • Cuida tus hábitos: Que el período de aislamiento social no se convierta en la excusa perfecta para maratonear series y películas sin control. Mantener buenos hábitos como dormir ocho horas y comer tres veces al día, hacer ejercicio al interior de tu casa, leer, y otros buenos hábitos, te ayudarán a mantenerte saludable. Evita cansarte, pues recuerda que la salud física es una pieza clave para mantener buena salud mental.

  • Sé responsable: Por tu salud y la de los demás, busca ser un agente de paz y de tranquilidad. Verifica las fuentes de la información que compartes en redes sociales o en mensajes privados, y evita difundir comentarios que fomenten el pánico, o si no estás seguro, mejor no lo hagas. 

  • Elabora un plan de acción: ¿Cuántas personas hay en casa? ¿A qué hospital podemos acudir en caso de necesitar ayuda médica? ¿Quiénes son mis vecinos? ¿Cuáles son los teléfonos de emergencia? Son preguntas que te ayudarán a identificar a tu red de apoyo, y a trazar un plan de acción para actuar de manera oportuna y adecuada en caso de necesitarlo.

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